Mirza Aguilar
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
México, Puebla
La octava tesis de la historia de Walter Benjamin dicta que “la tradición de los oprimidos nos enseña que el ‘estado de excepción’ en que vivimos es la regla” (Agamben, 2003:75). Es precisamente a partir de esta afirmación, la que nos permite repensar la realidad en la “normalidad” democrática liberal; la cual es planteada en el discurso como última expectativa en strictu sensu para la realidad política que regulará la reproducción social en el capitalismo tardío.
Son las exigencias mínimas, como los derechos humanos, el salario mínimo, la transparencia estatal, las que son puestas en entredicho cotidianamente por un sinfín de personas. Oscilando en la contradicción los “Ciudadanos libres y autónomos” día tras día viven a contracorriente de lo que se prefigura en los medios de comunicación, en los estatutos electorales, en las normas empresariales, en los reglamentos institucionales y en las leyes constitucionales.
Es a través de ciertas herramientas teóricas, que contemplan la visión de Henri Lefebvre, Giorgio Agamben, Ágnes Heller, entre otros y de la historia de vida de una mujer llamada Inés, lo que me permitirá articular un ensayo que dará cuenta del estado de excepción en el que sobrevivimos, entendiéndolo como “un espacio vacío de derecho, una zona de anomia en que todas las determinaciones jurídicas – y sobre todo, la distinción misma entre lo público y lo privado – son desactivadas” (Agamben, 2004:75); dando preponderancia a la categoría de “clase” como un elemento que no es contingente y que sirve hoy más que nunca como principio estructurante para explicar las condiciones materiales en las que cotidianamente millones de personas nos encontramos.
La observación directa que acompañó al trabajo de campo consta de medio año de conversaciones y visitas al penal de San Miguel en el Estado de Puebla, que no sólo revela que la nuda vida pervive dentro del centro de readaptación social sino que muestra efectivamente que el estado de excepción es hoy una regla en la cotidianidad.
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
México, Puebla
La octava tesis de la historia de Walter Benjamin dicta que “la tradición de los oprimidos nos enseña que el ‘estado de excepción’ en que vivimos es la regla” (Agamben, 2003:75). Es precisamente a partir de esta afirmación, la que nos permite repensar la realidad en la “normalidad” democrática liberal; la cual es planteada en el discurso como última expectativa en strictu sensu para la realidad política que regulará la reproducción social en el capitalismo tardío.
Son las exigencias mínimas, como los derechos humanos, el salario mínimo, la transparencia estatal, las que son puestas en entredicho cotidianamente por un sinfín de personas. Oscilando en la contradicción los “Ciudadanos libres y autónomos” día tras día viven a contracorriente de lo que se prefigura en los medios de comunicación, en los estatutos electorales, en las normas empresariales, en los reglamentos institucionales y en las leyes constitucionales.
Es a través de ciertas herramientas teóricas, que contemplan la visión de Henri Lefebvre, Giorgio Agamben, Ágnes Heller, entre otros y de la historia de vida de una mujer llamada Inés, lo que me permitirá articular un ensayo que dará cuenta del estado de excepción en el que sobrevivimos, entendiéndolo como “un espacio vacío de derecho, una zona de anomia en que todas las determinaciones jurídicas – y sobre todo, la distinción misma entre lo público y lo privado – son desactivadas” (Agamben, 2004:75); dando preponderancia a la categoría de “clase” como un elemento que no es contingente y que sirve hoy más que nunca como principio estructurante para explicar las condiciones materiales en las que cotidianamente millones de personas nos encontramos.
La observación directa que acompañó al trabajo de campo consta de medio año de conversaciones y visitas al penal de San Miguel en el Estado de Puebla, que no sólo revela que la nuda vida pervive dentro del centro de readaptación social sino que muestra efectivamente que el estado de excepción es hoy una regla en la cotidianidad.
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